Palamós – Cadaqués

Fin de semana navegando en un barco de vela: Costa Brava y el Cabo de Creus.
Duración: 2 o 3 días
Distancia recorrida: 70 millas

Ruta en barco de vela:
Palamós – Islas Medas: 15 millas
Islas Medas – Roses: 12 millas
Roses – Cadaqués: 4 millas
Cadaqués – Cabo de Creus: 3 millas
Cabo de Creus – Palamós: 34 millas

Os presentamos un itinerario marítimo para disfrutar y conocer la Costa Brava y el Cabo de Creus en un barco de vela.

La navegación empieza en Palamós, acogedor pueblo marinero con una de las flotas de pesca más importantes de esta zona de la costa.

Remontaremos hacia el norte pasando por las costas que Josep Pla tanto apreciaba.

De Palamós, por la cala La Fosca, cala Castell y Cabo de Planes, con las islas Formigues mar adentro, llegaremos a Calella de Palafrugell que nos ofrece un sugerente paisaje de pueblo de pescadores enmarcado entre el mar y la montaña.

Pasado el Cabo de Sant Sebastià, nos adentramos ya en el litoral de las calas de Begur: Aiguablava, Fornells, Sa Tuna, Aiguafreda y Sa Riera. Calas rodeadas del paisaje más prestigioso de la Costa Brava, donde los contrastes entre tierra y mar son marcados. Aspereza de los acantilados precipitándose en el mar. Delicadeza de las olas acariciando la arena del fondo de la cala. Un fondeo con el barco de vela en cualquiera de estas calas nos permitirá pasar agradables momentos de sol y placidez. Entraremos también en la Cueva d’en Gispert, alta y profunda, con su fondo de arena blanca que la hace clara y cambiante.

A partir de Sa Riera, se abre la playa de Pals cerrada al norte por las islas Medes. Son cuatro millas de playa arenosa dividida por la desembocadura del río Ter.

Las islas Medes forman un parque natural de excepción, sobretodo por su riqueza submarina. Son, en su soledad, un paraíso de gaviotas y aves marinas.

Desde aquí hasta Cala Montgó navegando en el velero, la costa adquiere un cariz escarpado y difícil, mostrando grises e imponentes acantilados que la hacen diferente del resto de la Costa Brava.

Pasada Cala Montgó, llegamos a l’Escala. Ahora, ya en el Golfo de Roses, el litoral recupera de nuevo las suavidades arenosas. El golfo es inmenso, encuadrado entre las montañas del Canigó a babor y el Cabo Norfeu a estribor.

En el extremo norte del Golfo se sitúa Roses, un importante puerto de pescadores y un lugar ideal para pasar la noche en el velero.

Dejando atrás Roses, nos adentramos en la áspera y fantástica geografía del Cabo de Creus, repleto de calas donde encontraremos fondeos para el barco adecuados para la mayoría de vientos, con zonas submarinas muy bonitas.

Por cala Montjoi, la Pelosa y el Cabo Norfeu llegaremos a cala Jóncols, muy bonita y perfecta para un buen fondeo, como muchas de las calas de la zona.

Saliendo de cala Jóncols, navegaremos hasta Cadaqués, un buen puerto natural donde podremos disfrutar de largos paseos por sus sinuosos callejones.

Un poco más al norte aún, en la bahía de Portlligat, llegaremos a los paisajes donde tantas veces el célebre pintor Salvador Dalí encontró la inspiración.

Después de una corta navegación de poco más de una hora, pasaremos el Cabo de Creus que, junto al islote de Massa d’Oros, forma la punta más extrema de levante de nuestro litoral, donde las montañas de los Pirineos se hunden en el mar.

A partir de aquí se abre el inmenso panorama del Golfo de León.

La primera cala pasado el Cabo de Creus es cala Culip donde, después de una bonita excursión a pie llegaremos al faro y la cueva del Infern, un profundo y oscuro agujero en el extremo del acantilado.

Por Llancà, Port de la Selva y Portbou, admirando acantilados de rocas negras y agrestes, llegaremos ya a la costa del Rosselló.

Desde aquí podemos escoger entre continuar hacia arriba disfrutando de nuevas sensaciones y vivencias, o bien volver a Palamós a bordo del barco de vela, satisfechos, esperando otra ocasión para visitar nuestro pequeño mundo llamado Costa Brava, donde los pinos se agarran a la tierra hasta llegar al mar.