Menorca paso a paso

Duración: Entre una y dos semanas

Distancia recorrida: 370 millas

PALAMÓS-CIUTADELA-MAÓ-CIUTADELA-PALAMÓS a bordo del fi fa fu.

Del 19 al 30 de agosto del 2002, tuvimos la oportunidad de hacer esta maravillosa ruta: la travesía desde Palamós, en la Costa Brava, hasta Menorca, la vuelta completa a la isla y el retorno a Palamós; itinerario que recomiendo a quien no lo haya hecho todavía.

Lunes 19 de agosto. Salimos de Palamós hacia las 14 h con rumbo 165º. Alguien nos había dicho, hablando de la travesía a las islas, que se tardaba mucho en perder de vista la costa por completo. Bien, pues al salir del puerto nos encontramos con una niebla tan cerrada que a los diez minutos ya perdemos de vista la costa por completo. Toca utilizar la bocina de niebla y estar alerta. El mar está muy tranquilo. A un puñado de millas, ya ha desaparecido la niebla y casi no hace viento. Vemos la línea completa del horizonte en sus 360º. No hay nadie más. Poco antes del anochecer vemos algunos delfines, y poco después el espectáculo del sol poniente.

La noche es tranquila, con una luna casi llena. El mar suave y sin nada de viento. Todo es paz y placidez, rota sólo por el ruido del motor que va girando.

Se hace de día. Vuelve el sol y también los delfines. Cuatro de los más atrevidos se nos enganchan en la proa como si quisieran guiar al barco. Parece mentira que no les toquemos con la quilla.

Finalmente vemos una línea de tierra fina sobre el horizonte: nos estamos acercando a Menorca. Son las nueve y cincuenta minutos de la mañana y ya se distinguen los primeros perfiles de la isla. Nos quedan sólo trece millas. Llegamos a Ciutadella a las 13 h del 20 de agosto. Intentamos encontrar amarre sin éxito. La alternativa es abarloarse en el Club Náutico con otros barcos, o bien de manera provisional abarloarse al muelle de pescadores. Vamos al muelle de pescadores donde llenamos el depósito de agua y pasamos por la gasolinera para llenar el de combustible. El consumo ha estado de unos cuarenta litros tan sólo, en casi veintitrés horas de travesía.

Nos habían recomendado ir hasta Cala Santandría si teníamos dificultades en encontrar lugar en el Puerto de Ciutadella. Está a menos de una milla al sur de Ciutadella, es una cala profunda y al abrigo de casi todos los vientos. Se puede fondear sobre fondo de arena, en cuatro o cinco metros de sonda, amarrándose por la popa a la costa. Así lo hacemos, y disfrutamos de un fondeo soberbio.

Al final de la cala hay una playa, con hotel, supermercado, restaurante, y posibilidad de ir hasta Ciutadella en autobús o en taxi.

Al día siguiente iniciamos la vuelta a la isla. Empezamos por la costa norte, que ya conocimos un poco al llegar el día anterior. Doblamos la Punta Nati, pasamos por delante de la Cala Morell y vamos a fondear a la Cala Algaiarens.

En Cala Algaiarens se abren dos playas: la des Bot y la des Tancats, en un tramo de costa completamente virgen. Fondeamos sobre fondo de arena en seis metros de sonda, justo en medio de la cala. Nos damos un buen baño y comemos.

Por la tarde salimos hacia Fornells, donde queremos pasar la noche. La costa atormentada del norte de la isla es maravillosa. Pasamos Cabo de Caballería, y hacia las siete y media llegamos a Fornells.

Tenemos suerte y encontramos libre el último amarre en la pasarela flotante del pequeño puerto. En verano y en Menorca, se tiene que ir aplicando la política de hechos consumados. Si encuentras un amarre libre, ocúpalo y después ya preguntarás. Para cenar, una excelente caldereta en el Restaurante Es Pla. Os la recomendamos.

Mañana del 22 de agosto. Salimos hacia el Puerto de Addaia, nuestra siguiente escala. Esta etapa es mucho más corta que la de Ciutadella a Fornells. A mediodía fondeamos en la Cala Pudent, donde estamos hasta media tarde.

La entrada en barco en el Puerto de Addaia es algo especial. Es como entrar en un fiordo noruego. La costa exterior, castigada por los fuertes vientos del norte, casi no tiene vegetación. A medida que el brazo de mar penetra en el interior, y las aguas se hacen más dóciles, el bosque de pinos llega hasta la misma línea de la agua, y la sensación de estar a resguardo vuelve a nosotros.

El puerto deportivo está casi lleno, pero ya nos hemos hecho especialistas en encontrar el último amarre libre. La alternativa igualmente buena es el fondeo en el interior de la bahía, con pocos metros de sonda, en aguas muy tranquilas y completamente resguardadas.

En el puerto sólo hay una cafetería, pero a unos quinientos metros montaña arriba, hay restaurantes y un supermercado.

23 de agosto por la mañana. La etapa prevista es llegar hasta Maó, haciendo una parada en la Isla de Colom, pero la belleza y la tranquilidad de este último lugar, nos hace cambiar los planes. Llegamos a la isla de Colom hacia la una del mediodía y nos quedamos allí hasta las once de la mañana del día siguiente. Fondeamos delante de una pequeña cala en la banda noroeste de la isla, junto al Islote des Pardals, sobre fondos de arena y algas.

Es muy interesante desembarcar en esta isla donde, además del formidable paisaje, se puede observar un tipo de lagartija negra muy bonita como la que hay a la isla de la Aire. Cabe destacar que la isla es un espacio protegido, y en consecuencia debemos tomar precauciones para no estorbar demasiado.

Al día siguiente, ahora sí, vamos de la isla de Colom a Maó. Hasta ahora el tiempo ha sido fantástico. Pero hoy ha cambiado. Está nublado, la temperatura ha bajado y tenemos entre 15 y 19 nudos de viento del este. El fi fa fu se comporta de fábula y llegamos a Maó veinte minutos antes de que caiga una soberbia tempestad de rayos y truenos. Estamos amarrados en un islote flotante, llamado Isla Cristina. Es lo único que hemos encontrado. El Club Marítimo, con su muelle delante de los restaurantes y las tiendas, está lleno. Aprovechamos el resto del día para visitar Maó.

El día siguiente, 25 de agosto persiste el mal tiempo, por lo que alquilamos un coche y hacemos turismo por el interior de la isla: Alaior, Sant Lluís, Son Buey.

El 26 de agosto salimos temprano dispuestos a doblar la Isla del Aire, y empezar a explorar la costa sur. Una vez en la Isla del Aire, las condiciones nos obligan a poner mucha atención en la navegación. El viento (Sur – Suroeste) de 16 a 20 nudos, tiene puntas de hasta 24, y rola repentinamente. Dejamos la Isla por la banda de estribor a una considerable distancia. Una vez sobrepasada, ponemos rumbo 290º y enfilamos la costa sur. Visitamos la bonita Cala de Biniparratx, y seguimos navegando hasta Calas Coves, donde llegamos hacia la una del mediodía. Fondeamos en seis metros de sonda, sobre fondo de arena y nos amarramos con un cabo por popa a las rocas. El lugar es precioso. La cala, en forma de “Y” es muy cerrada. Las altas paredes rocosas están llenas de cuevas de origen prehistórico. Esperábamos encontrar la cala muy llena, pero sólo tenemos que compartirla con dos barcos más. Estamos tan bien que volvemos a cambiar de planes, y al fin en Cala Coves estamos casi veinticuatro horas. Al día siguiente ya pasadas las doce del mediodía salimos rumbo a Cala Santa Galdana.

El día amanece nublado y se ven nubes de tormenta en el centro de la Isla. El mar está tranquilo y casi no tenemos viento. Nos lo tomamos con calma. Pasamos por delante de la Cala En Porter, las Peñas de Alaior y la Playa de Son Bou. Aquí la costa es mucho más verde y menos torturada que la vertiente norte. Se ven los bosques de pinos hasta cerca de las playas, y las formas del litoral son mucho más suaves. A las seis de la tarde fondeamos en Santa Galdana, después de haber visitado las Calas Trebaluger y Mitjana. Santa Galdana es probablemente el mejor fondeo de la costa sur. Es amplia y protegida. El fondo es de arena de entre nueve y cuatro metros de sonda. Vamos a comprar al supermercado y aprovechamos para bajar a cenar al Restaurante del Mirador.

El día 28 lo destinamos a la última etapa que cierra nuestra vuelta a Menorca. Salimos de Santa Galdana y entramos en Cala Macarella y en Cala Turqueta, pues son extraordinariamente bellas. En esta última fondeamos para comer y para darnos el último baño. El color del agua es de un azul muy luminoso. Doblamos el cabo de Artrutx sin problemas, y a media tarde estamos en Ciutadella. Llenamos el depósito de combustible, y nos disponemos a hacer una visita formal a la ciudad, no sin esperar antes la partida del ferry de Manacor que, una vez deja libre el muelle comercial, permite a los barcos de recreo poderse abarloar para pasar la noche.

Al día siguiente, a poco antes de las 10 h de la mañana salimos hacia Palamós. Teníamos aviso de temporal en el Golfo de León, pero en el momento de salir han dado una previsión meteorológica buena. La travesía empieza con 14 nudos de mistral. El fi fa fu avanza rápido en tan buenas condiciones, pero sólo hasta el mediodía. A la una el viento cae a cuatro nudos. Ponemos motor y seguimos rumbo 345º. La situación de calma continúa hasta las 11 de la noche, cuando entran 10 nudos de terral por el través. Paramos el motor y disfrutamos en silencio de la oscuridad, salpicada por un maravilloso cielo estrellado. Después de una travesía tranquila, a las nueve de la mañana del 30 de agosto, el fi fa fu entra en el Puerto de Palamós. En once días hemos ido y vuelto de Menorca, completando la vuelta entera a la isla, y disfrutando de unas extraordinarias vacaciones.

Albert Mosella